La historia es para nosotros una herramienta teórica con utilidad práctico política, una forma de resistencia, de hacer justicia; un instrumento autonomizante, transformador.
Partimos del supuesto que somos sujetos históricos ya que por un lado, la historia hace y condiciona al sujeto; por otro, el sujeto crea y da sentido a la historia. Entendemos a la memoria como la forma en que el pasado llega al presente y al futuro, es decir, la posibilidad del proyecto anclado en la historia, porque todos los proyectos se nutren de la historia y toda historia desemboca en proyectos.
Desde el PVU no buscamos hacer un aporte teórico, sino abrir posibilidades, interpelándonos como sujetos, en tanto que somos sujetos históricos y colectivos.
En un recorrido por el último tramo de la historia -la historia reciente-, pretendemos reconocer los sucesos y procesos que dan forma a este presente y al futuro que viene, y detectar los condicionantes que operan socialmente. No queremos la historia quieta de los libros, esa historia inmóvil e inmaculada: vamos a apelar a múltiples saberes y fuentes, a distintas memorias, queremos poner la historia en cuestión.
Hurgar en la historia es siempre habilitante en la medida que interpela e implica a las personas, que ya no miramos desde fuera, sino que nos encontramos en la historia, cuando hacemos el ejercicio de memoria. Somos sujetos históricos en cuanto nos concebimos fruto de la interrelación de y con otros, y nos asumimos capaces de armar la historia presente y la historia futura.
Podemos creer que la historia personal y colectiva se va haciendo sola, o la hacen los otros; o podemos empezar a pensarnos en el centro de esa historia. Podemos tomarla por las astas o mirarla desde el ojo de la cerradura. Pero es necesario que nos entendamos: nuestra búsqueda es mas compleja que simplemente la de conocer la historia. Nustra búsqueda es empezar a entender por qué somos lo que somos y hacemos lo que hacemos. : queremos mirar la historia, detectar sus huellas, los sellos generacionales, los mandatos, las lecciones, las heridas que la historia nos deja.
Queremos encontrar las marcas históricas que nos condicionan, pero que sin embargo no nos determinan. Quién si no nosotros podrá cambiar la historia? Hay que comprender que se puede armar y desarmar la futura historia, la de todos y la de cada uno. La propuesta es empezar a hacer la historia, a crearla y recrearla, cargarla de sentido, resignificarla. La invitación es a abrazar la memoria, la historia que pasó; y a construir la historia que viene, amasar entre todos la que está llegando. Porque, contra lo que algunos nos quieren hacer creer, para nosotros la historia no terminó.
La historia es algo a ser pensado, analizado, estudiado. Pero también es un campo de acción, algo a ser disputado, un espacio a ser debatido, incluso conquistado. La historia es historia política, en tanto que siempre es historia contradictoria, problemática y problematizable. Es a la vez una práctica concreta y cotidiana. Todos los días hacemos historia, de formas múltiples, desde el mutismo, desde la acción, desde la indeferencia, desde la solidaridad. Siempre dejamos huellas, construimos la historia del colectivo del que somos parte. Aunque no nos demos cuenta, vamos armando la historia. Desde el PVU creemos que llegó el momento de hacerse cargo.
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